Se ha escrito tanto sobre Mozart que no resulta fácil distinguir las voces de los ecos. Muchos musicólogos opinan que fue un prerromántico, que fue explotado en su infancia, que tuvo una vida miserable, y para rematar con la película Amadeus, que fue odiado y perseguido por Salieri. La realidad es otra, sencillamente estamos ante un genio musical, en el que su vida personal toma un sendero totalmente distinto de su obra musical. Mozart buscó su propia manera de expresarse a través de la música, y esa es precisamente su grandeza. El propio Mozart decia que la música, por encima de pasiones, desgracias o fortunas, debía seguir siendo siempre música.Sus composiciones evidencian una inquietante perfección, prodigio de sensibilidad, que la partitura nunca desmiente, ese asombroso equilibrio entre el buen oficio y la genialidad. La imaginación de Mozart no es solo temática y estructural es también tímbrica, en cuanto que las ideas musicales nacen de su mente con un perfil instrumental propio y específico.
Mozart fue una persona de su tiempo que vío y vivió el ocaso del llamado régimen antiguo y los inicios de una nueva manera de concebir la vida, y por lo tanto, la música, y por insólito que pueda parecer Mozart fue un mercenario de la música o un músico de ocasión, es decir, casi todas sus obras estaban destinadas por encargos primero de la aristocracia, después de la alta burguesía, otras veces a una persona en particular, generalmente músico o cantante,y al final de su vida ,desengañado por la misma, parece anunciar con el "Requiem" su despedida.
Extraido en parte de la Enciclopedia Salvat de la música clásica.
Ahora una os presento el primer movimiento de la Sinfonía 31 tambien llamada París. La sinfonía "París" es una de las obras sinfónicas más conocidas de Mozart, que compuso en 1778, durante un período en el que buscó empleo sin conseguirlo en París, a la edad de 22 años. Es un movimiento elegante, sencillo pero especialmente alegre.
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